Rodrigo Cartes Vidal
Resumen
Este estudio examina cómo las políticas de salud intercultural en Chile afectan la calidad y accesibilidad de los servicios de salud para las comunidades indígenas. Se enfoca en la necesidad de adaptar los servicios de salud a las particularidades culturales y lingüísticas de estas comunidades, así como en la integración de sus prácticas médicas tradicionales. A través de una revisión exhaustiva de la literatura más reciente, se identificaron barreras significativas, incluyendo la falta de formación en competencias interculturales entre los profesionales de la salud y una implementación desigual de las políticas. Además, se destacó la resiliencia cultural de las comunidades indígenas frente a la biomedicina, manteniendo sus prácticas tradicionales como una forma de afirmación de su identidad. El estudio concluye que, aunque existen esfuerzos notables, es necesario mejorar la formación en competencias interculturales, fomentar la integración efectiva de la medicina tradicional, y asegurar la participación activa de las comunidades indígenas en el desarrollo de políticas de salud más inclusivas.
Palabras Claves: Políticas de salud intercultural, Comunidades indígenas
Medicina tradicional
Abstract
This study examines how intercultural health policies in Chile influence the quality and accessibility of health services for indigenous communities. It emphasizes the need to adapt health services to the cultural and linguistic specificities of these communities and to integrate their traditional medical practices. Through a comprehensive review of recent literature, significant barriers were identified, including the lack of intercultural competence training among health professionals and the uneven implementation of policies. The study also highlights the cultural resilience of indigenous communities against biomedicine, maintaining their traditional practices as a form of identity affirmation. The study concludes that, while there are notable efforts, it is essential to improve intercultural competence training, promote the effective integration of traditional medicine, and ensure the active participation of indigenous communities in the development of more inclusive health policies.
Key Words: Intercultural health policies, Indigenous communities, Traditional medicine
Planteamiento del Problema
El planteamiento del problema de este estudio se centra en la necesidad de comprender y evaluar cómo la implementación de políticas de salud intercultural influye en la calidad y accesibilidad de los servicios de salud para comunidades indígenas en Chile. La salud intercultural se define como un “diálogo respetuoso y equilibrado entre culturas”, que promueve la autonomía cultural al permitir que cada grupo mantenga sus prácticas y creencias mientras participa en un diálogo mutuo (Moya, 1995). Este enfoque es respaldado por organizaciones internacionales como la UNESCO, que subraya la importancia de reforzar las identidades propias de los pueblos indígenas y fomentar una educación que valore la diversidad cultural (Arratia, 1994).
En el contexto chileno, la interculturalidad en salud no solo implica la adaptación de los servicios de salud a las particularidades culturales de las comunidades indígenas, sino también el reconocimiento y respeto por las prácticas de salud tradicionales. Esto es esencial, dado que los pueblos indígenas de Chile, como los aymaras, mantienen rituales y prácticas médicas tradicionales que son fundamentales para su bienestar (Guerra Eissmann et al., 2003). Sin embargo, la implementación de la interculturalidad en el sistema de salud presenta varios desafíos, incluyendo la resistencia al cambio institucional y la falta de formación adecuada del personal en competencias interculturales.
El estudio se propuso analizar cómo estas políticas están siendo implementadas y si realmente están mejorando la equidad y la calidad de los servicios de salud para las comunidades indígenas. La metodología utilizada se basó en una revisión exhaustiva de la literatura, priorizando la búsqueda de artículos en Google Académico bajo el criterio “Política intercultural de salud en Chile”. Se buscó identificar las barreras lingüísticas y culturales que enfrentan estas comunidades, evaluar la efectividad de la integración de prácticas médicas tradicionales en el sistema de salud formal, y analizar la formación de los profesionales de la salud en competencias interculturales.
Este análisis es crucial, ya que las políticas de salud intercultural tienen el potencial de transformar la manera en que se perciben y abordan las diferencias culturales en la prestación de servicios de salud, promoviendo una mayor equidad y respeto por la diversidad cultural en el contexto chileno. A pesar de los esfuerzos del Ministerio de Salud de Chile para implementar programas innovadores, como la integración de la medicina étnica mapuche en algunos consultorios, persisten desafíos significativos que limitan el impacto de estas políticas (Guerra Eissmann et al., 2004).
El estudio, por lo tanto, se centró en evaluar la efectividad de estas políticas y su capacidad para mejorar la calidad y accesibilidad de los servicios de salud para las comunidades indígenas en Chile. La investigación permitió identificar áreas de mejora y formular recomendaciones para el desarrollo de políticas de salud más inclusivas y equitativas, adaptadas a las necesidades y particularidades culturales de estas comunidades.
Marco Metodológico
El presente estudio tuvo como objetivo evaluar la influencia de la implementación de políticas de salud intercultural en la calidad y accesibilidad de los servicios de salud para comunidades indígenas en Chile. Este análisis se realizó en el contexto de la necesidad de comprender la relación entre las políticas de salud y las prácticas interculturales, evaluando la capacidad del sistema de salud para adaptarse a los desafíos contemporáneos, tales como la diversidad cultural, la equidad y la inclusión. La pregunta central de la investigación fue: ¿Cómo influye la implementación de políticas de salud intercultural en la calidad y accesibilidad de los servicios de salud para las comunidades indígenas en Chile?
El estudio se basó en una revisión exhaustiva de la literatura, utilizando Google Académico como principal herramienta de búsqueda. Para asegurar una comprensión profunda del panorama actual de la salud intercultural en Chile, se priorizó la revisión de los 30 primeros artículos listados en Google Académico el día 01 de agosto de 2024, utilizando el criterio de búsqueda “Política intercultural de salud en Chile”. Esta estrategia garantizó una búsqueda sistemática y exhaustiva, permitiendo identificar las tendencias predominantes en el campo de la salud intercultural.
Para garantizar un análisis riguroso y relevante, se establecieron criterios específicos para la selección de la literatura. Los criterios de inclusión se centraron en investigaciones que abordaran directamente las palabras clave “políticas interculturales en salud Chile”. Además, se consideraron exclusivamente aquellos estudios publicados en el año 2024, asegurando que los datos y enfoques analizados fueran los más actuales.
Los criterios de exclusión consistieron en descartar cualquier artículo que no cumpliera con las palabras clave mencionadas o que hubiera sido publicado en un año distinto a 2024. Esta estrategia permitió una revisión focalizada y pertinente del panorama de la salud intercultural en Chile, asegurando que solo se considerara la literatura más reciente y relevante.
El análisis se centró en identificar y evaluar aspectos clave relacionados con la implementación de políticas de salud intercultural, tales como las barreras lingüísticas y culturales que enfrentan las comunidades indígenas en Chile para acceder a los servicios de salud, considerando la adaptación cultural y lingüística de estos servicios. Asimismo, se evaluaron los esfuerzos realizados para integrar la medicina tradicional en el sistema de salud formal, analizando su efectividad y aceptación. También se investigó la eficacia de los programas de formación en competencias interculturales para los profesionales de la salud y su impacto en la calidad de la atención brindada a las comunidades indígenas. Finalmente, se identificaron y analizaron casos de éxito en la implementación de políticas de salud intercultural, con el objetivo de entender su impacto en la calidad y accesibilidad de los servicios de salud.
Se realizó una lectura crítica de los artículos seleccionados, considerando diversas perspectivas y definiciones de salud intercultural. Esta revisión abarcó tanto la medicina tradicional como la occidental, así como otras prácticas relevantes, con el objetivo de ofrecer una comprensión integral del panorama de la salud en las comunidades indígenas de Chile.
La metodología empleada permitió un análisis detallado y comprensivo de cómo las políticas de salud intercultural fueron implementadas y su efectividad en mejorar la calidad y accesibilidad de los servicios de salud para las comunidades indígenas en Chile. La revisión de la literatura proporcionó una base sólida para identificar áreas de mejora y formular recomendaciones para el desarrollo de políticas de salud más inclusivas y equitativas, adaptadas a las necesidades y particularidades culturales de estas comunidades.
Resultados
Barreras Lingüísticas y Culturales
Los autores coinciden en señalar que las comunidades indígenas en Chile enfrentan barreras significativas al acceder a los servicios de salud, principalmente debido a la falta de adaptación cultural y lingüística de estos servicios. Bustos (2024) y Ferreira (2024) destacan que, a pesar de los esfuerzos del Ministerio de Salud para implementar políticas interculturales como el Programa Especial de Salud y Pueblos Indígenas (PESPI), persiste una visión monocultural en la prestación de servicios de salud, lo que dificulta que las comunidades indígenas reciban una atención adecuada que respete y entienda sus prácticas y necesidades específicas. Esta falta de adaptación a las particularidades culturales y lingüísticas también es subrayada por Pastene Ahumada (2024) e Iribarne-Wiff et al. (2024), quienes señalan que la desarticulación entre la demanda del derecho a la salud y la capacidad de las comunidades indígenas para ser actores en su propio proceso de salud es una barrera crítica. Asimismo, Cociña-Cholaky y Rodríguez-Garrido (2024) extienden este análisis a la población migrante haitiana, observando que la falta de personal de salud capacitado en lenguas que no sean el español agrava la exclusión de estas comunidades, creando una “otredad” percibida de manera negativa en el contexto sanitario.
Una particularidad destacada por Ferreira (2024) es la discrepancia profunda entre las concepciones de salud-enfermedad de la medicina tradicional andina y la biomedicina occidental, que aliena culturalmente a las comunidades indígenas al buscar atención médica. Esta visión también es compartida por Slootweg et al. (2024), quienes subrayan que la falta de respeto por la dimensión espiritual y la reciprocidad con el entorno en los servicios de salud formal contribuye a que las comunidades indígenas desconfíen del sistema de salud y prefieran recurrir a sus propios sistemas tradicionales.
Integración de la Medicina Tradicional
En cuanto a la integración de la medicina tradicional indígena en el sistema de salud formal, todos los autores coinciden en que esta integración ha sido limitada y problemática. Tanto Bustos (2024) como Ferreira (2024) y Pastene Ahumada (2024) señalan que los esfuerzos por articular el saber médico andino con el saber biomédico han resultado en la subordinación de las prácticas tradicionales indígenas al conocimiento biomédico dominante. Esta subordinación genera tensiones y limita la efectividad de la atención con pertinencia cultural. Cabieses et al. (2024) también coinciden en que la integración ha sido insuficiente, subrayando que las políticas implementadas, aunque bien intencionadas, no han logrado una integración plena ni un reconocimiento equitativo de las prácticas médicas indígenas.
Slootweg et al. (2024) aportan una particularidad en su análisis al destacar cómo la desconfianza hacia el sistema de salud formal, derivada de esta subordinación, lleva a las comunidades aymaras a adoptar de manera selectiva las prácticas médicas oficiales, manteniendo sus propias tradiciones como una forma de resistencia cultural.
Formación en Competencias Interculturales
Los autores coinciden en que las estrategias de formación en competencias interculturales para los profesionales de la salud en Chile han sido insuficientes. Bustos (2024) y Ferreira (2024) señalan que los programas de formación, aunque existentes, a menudo carecen de profundidad y no logran transformar de manera efectiva las percepciones y prácticas de los profesionales de la salud respecto a la atención de comunidades indígenas. Esta falta de formación adecuada perpetúa un trato desigual y una comprensión limitada de las necesidades específicas de estos grupos. Pastene Ahumada (2024) e Iribarne-Wiff et al. (2024) también subrayan que esta insuficiencia en la formación resulta en una falta de sensibilidad cultural en la atención médica, lo que afecta negativamente la calidad de los servicios de salud ofrecidos a las comunidades indígenas.
Una particularidad identificada por Venegas Arluciaga (2024) es que la percepción de los profesionales de la salud sobre la interculturalidad a menudo minimiza la necesidad de políticas diferenciadas, lo que refleja una falta de sensibilización en temas interculturales y refuerza la idea de que no hay discriminación en el sistema de salud, ignorando así las barreras culturales existentes.
Ejemplos de Programas Exitosos
En relación con los programas de salud intercultural en Chile, los autores coinciden en que, aunque existen algunas iniciativas como el PESPI, su impacto ha sido limitado. Bustos (2024) y Ferreira (2024) señalan que, aunque estos programas han logrado cierta articulación entre organizaciones indígenas e instituciones de salud, la falta de institucionalización robusta y de recursos adecuados ha impedido que tengan un impacto significativo y sostenible.
Cabieses et al. (2024) destacan que la burocratización y la reproducción de hegemonías dentro del sistema de salud son obstáculos clave que han limitado la efectividad de estos programas. Slootweg et al. (2024), por su parte, enfatizan que la limitada integración de las prácticas tradicionales en el sistema de salud formal ha restringido el alcance de estos programas, lo que refuerza la preferencia de las comunidades indígenas por sus sistemas médicos tradicionales.
Percepción de los Profesionales de la Salud
En cuanto a la percepción de los profesionales de la salud sobre la interculturalidad, existe un consenso entre los autores en que esta es, en general, limitada y a menudo negativa. Bustos (2024) y Ferreira (2024) destacan que muchos profesionales no perciben la interculturalidad como un aspecto necesario en la atención sanitaria y minimizan la necesidad de políticas diferenciadas para las comunidades indígenas.
Venegas Arluciaga (2024) aporta una visión específica al señalar que esta percepción refleja una falta de formación y sensibilización en temas interculturales, lo que resulta en un desconocimiento de las barreras culturales y una perpetuación de las desigualdades en el sistema de salud. Cociña-Cholaky y Rodríguez-Garrido (2024) añaden que, en el caso de las mujeres haitianas, esta percepción se traduce en juicios negativos sobre su cultura y prácticas, exacerbando las barreras de acceso y contribuyendo a una atención inadecuada.
Políticas Específicas Promulgadas
Respecto a las políticas específicas promulgadas para apoyar la salud intercultural en Chile, los autores coinciden en que, aunque existen políticas como la Ley Nº 20.584 y el Convenio 169 de la OIT, su implementación ha sido desigual y limitada. Bustos (2024) y Pastene Ahumada (2024) subrayan que la falta de recursos y la ausencia de un sistema de monitoreo efectivo han impedido que estas políticas logren el impacto deseado en la mejora de la salud de las comunidades indígenas.
Iribarne-Wiff et al. (2024) también destacan que, a pesar de la existencia de estas políticas, su aplicación práctica no ha abordado de manera efectiva las necesidades culturales de las comunidades indígenas, lo que limita su eficacia.
Nivel de Aceptación y Uso de los Servicios de Salud Intercultural
En términos de aceptación y uso de los servicios de salud intercultural por parte de las comunidades indígenas, los autores señalan que este es variable y, en general, limitado. Bustos (2024) y Ferreira (2024) coinciden en que muchas comunidades prefieren recurrir a sus propios sistemas de medicina tradicional debido a la desconfianza en el sistema de salud formal y la percepción de que los servicios disponibles no son culturalmente adecuados.
Slootweg et al. (2024) añaden que esta desconfianza se debe en parte a la falta de una verdadera integración de las prácticas tradicionales en el sistema de salud formal, lo que refuerza la preferencia por los métodos tradicionales y limita el uso de los servicios interculturales.
Métodos de Evaluación
Finalmente, en cuanto a los métodos de evaluación utilizados para medir la efectividad de las políticas de salud intercultural en Chile, los autores coinciden en que estos han sido insuficientes. Bustos (2024) y Ferreira (2024) destacan la falta de indicadores claros y la ausencia de un sistema de monitoreo continuo como factores que han limitado la capacidad de medir el impacto real de estas políticas.
Iribarne-Wiff et al. (2024) subrayan que, sin una evaluación adecuada, es difícil realizar ajustes necesarios para mejorar la implementación de estas políticas y asegurar que realmente beneficien a las comunidades indígenas.
Discusión
La investigación sobre la influencia de las políticas de salud intercultural en la calidad y accesibilidad de los servicios de salud para las comunidades indígenas en Chile reveló varios desafíos y oportunidades en la implementación de estas políticas. Un aspecto central que emergió de los resultados es la persistente brecha entre las intenciones de las políticas y su aplicación efectiva en el terreno, lo que plantea preguntas críticas sobre la capacidad del sistema de salud chileno para adaptarse verdaderamente a las necesidades culturales de sus comunidades indígenas.
Uno de los principales desafíos identificados es que las comunidades indígenas en Chile enfrentan barreras significativas para acceder a los servicios de salud debido a la falta de adaptación cultural y lingüística en estos servicios. Tanto Bustos (2024) como Ferreira (2024) señalan que, a pesar de las políticas interculturales como el PESPI, prevalece una visión monocultural que impide una atención adecuada a las comunidades indígenas. Esta falta de adaptación se agrava por la desarticulación entre las demandas de salud de estas comunidades y la capacidad del sistema de salud para responder a ellas, como observan Pastene Ahumada (2024) e Iribarne-Wiff et al. (2024). Además, la falta de personal capacitado en lenguas indígenas y la prevalencia de una perspectiva biomédica dominante no solo perpetúan estas barreras, sino que también exacerban la exclusión de las comunidades, lo que crea una “otredad” negativa en el contexto sanitario, según Cociña-Cholaky y Rodríguez-Garrido (2024).
Esta exclusión cultural se profundiza cuando se examina la integración de la medicina tradicional indígena en el sistema de salud formal, que ha sido problemática y limitada. Los esfuerzos para articular el saber médico tradicional con la biomedicina han resultado en la subordinación de las prácticas indígenas, limitando la efectividad de una atención culturalmente pertinente. Esta subordinación, señalada por Bustos (2024), Ferreira (2024), y Pastene Ahumada (2024), no solo genera tensiones, sino que perpetúa la desconfianza y una adopción selectiva de las prácticas biomédicas. Slootweg et al. (2024) añaden que esta desconfianza hacia el sistema de salud formal ha llevado a las comunidades aymaras a mantener sus propias tradiciones como una forma de resistencia cultural, prefiriendo sus sistemas médicos tradicionales.
El concepto de resiliencia cultural y resistencia es clave para entender cómo las comunidades indígenas han respondido a estas políticas. Como señalan Guerra Eissmann, Lagos Altamirano y Riffo Farías (2004), la lengua mapudungun es un marcador esencial de la identidad sociocultural mapuche, y su preservación es fundamental para la continuidad de las tradiciones y costumbres. La resiliencia cultural de las comunidades indígenas se manifiesta en la forma en que han adaptado y transformado sus prácticas tradicionales en respuesta a las políticas estatales, sin perder su identidad. Un ejemplo de esto es el uso del “castellano mapuchizado”, una forma de bilingüismo que refleja la capacidad de estas comunidades para integrar elementos de la cultura dominante mientras mantienen su identidad cultural. Este proceso no solo fortalece la cohesión social, sino que también actúa como una forma de resistencia cultural, reafirmando su identidad en un contexto que muchas veces busca homogeneizar las prácticas de salud.
Además, la formación en competencias interculturales para los profesionales de la salud en Chile es otro punto crítico que refleja la insuficiencia de las estrategias actuales. A pesar de la existencia de programas de formación, Bustos (2024) y Ferreira (2024) coinciden en que estos carecen de profundidad y efectividad, lo que perpetúa un trato desigual hacia las comunidades indígenas. Esta falta de formación adecuada, que afecta negativamente la calidad de los servicios de salud ofrecidos a estas comunidades, es subrayada también por Pastene Ahumada (2024) e Iribarne-Wiff et al. (2024). En este sentido, Venegas Arluciaga (2024) destaca que la percepción errónea de los profesionales de salud, quienes a menudo minimizan la necesidad de políticas diferenciadas, refuerza la idea de que no hay discriminación en el sistema, ignorando así las barreras culturales existentes.
Otro aspecto que merece una atención especial es el impacto psicosocial de la marginación y la falta de reconocimiento de las prácticas tradicionales en las comunidades indígenas. La imposición de un sistema de salud que no respeta las creencias ancestrales puede llevar a la pérdida de identidad cultural, generando estrés, ansiedad y desconfianza hacia las instituciones públicas. Estudios de caso, como el de comunidades mapuches que han reducido su uso de servicios de salud formales debido a esta falta de respeto, muestran cómo esta alienación cultural afecta gravemente el bienestar psicológico. Testimonios de miembros de estas comunidades revelan que la imposición de la biomedicina sin considerar sus prácticas tradicionales puede generar sentimientos de inferioridad y exclusión, exacerbando problemas psicosociales. Explorar estas dinámicas de manera más profunda podría proporcionar un marco más robusto para desarrollar intervenciones que no solo mejoren la salud física, sino que también promuevan el bienestar mental y emocional de estas comunidades.
La falta de efectividad de los programas de salud intercultural también refleja la limitada institucionalización y los recursos inadecuados que han restringido su impacto. Aunque existen iniciativas como el PESPI, su efecto ha sido limitado debido a la burocratización y la reproducción de hegemonías dentro del sistema de salud, lo que ha impedido un impacto significativo y sostenible, como subrayan Bustos (2024) y Ferreira (2024). Además, Slootweg et al. (2024) señalan que la limitada integración de las prácticas tradicionales en el sistema de salud formal ha reforzado la preferencia de las comunidades indígenas por sus sistemas médicos tradicionales, restringiendo aún más el alcance de estos programas.
Esta situación se ve agravada por la percepción limitada y a menudo negativa de los profesionales de la salud sobre la interculturalidad. Tanto Bustos (2024) como Ferreira (2024) observan que muchos profesionales no ven la interculturalidad como necesaria en la atención sanitaria y no reconocen la necesidad de políticas diferenciadas. Venegas Arluciaga (2024) añade que esta percepción refleja una falta de formación y sensibilización, perpetuando así las desigualdades en el sistema de salud y afectando de manera particular a las poblaciones más vulnerables, como las mujeres haitianas, quienes enfrentan juicios negativos sobre su cultura y prácticas.
En cuanto a las políticas promulgadas para apoyar la salud intercultural en Chile, los autores coinciden en que, aunque existen marcos normativos como la Ley Nº 20.584 y el Convenio 169 de la OIT, su implementación ha sido desigual y limitada. La falta de recursos y la ausencia de un sistema de monitoreo efectivo, como subrayan Bustos (2024) y Pastene Ahumada (2024), han limitado el impacto de estas políticas en la mejora de la salud de las comunidades indígenas. Iribarne-Wiff et al. (2024) también destacan que, a pesar de la existencia de estas políticas, su aplicación no ha abordado de manera efectiva las necesidades culturales de las comunidades indígenas, lo que limita su eficacia.
Esta limitada efectividad se refleja también en la variabilidad del nivel de aceptación y uso de los servicios de salud intercultural por parte de las comunidades indígenas. Como observan Bustos (2024) y Ferreira (2024), muchas comunidades prefieren recurrir a sus propios sistemas de medicina tradicional debido a la desconfianza en el sistema de salud formal y la percepción de que los servicios disponibles no son culturalmente adecuados. Slootweg et al. (2024) sugieren que esta desconfianza se debe a la falta de una verdadera integración de las prácticas tradicionales en el sistema de salud formal.
Finalmente, la investigación destaca la insuficiencia de los métodos de evaluación utilizados para medir la efectividad de las políticas de salud intercultural. Tanto Bustos (2024) como Ferreira (2024) señalan la falta de indicadores claros y la ausencia de un sistema de monitoreo continuo, lo que ha limitado la capacidad de medir el impacto real de estas políticas. Sin una evaluación adecuada, como subrayan Iribarne-Wiff et al. (2024), es difícil realizar los ajustes necesarios para mejorar la implementación de estas políticas.
Más allá de estos desafíos, es crucial considerar cómo las comunidades indígenas han desarrollado formas de resiliencia y resistencia cultural frente a la imposición de la biomedicina. Mantienen vivas sus prácticas médicas tradicionales no solo como un medio de cuidado de la salud, sino también como una forma de resistencia cultural y afirmación de la identidad (Guerra Eissmann, Lagos Altamirano, & Riffo Farías, 2004). Este enfoque permite observar cómo las prácticas tradicionales actúan como una fuente de fortaleza y cohesión social, desafiando las presiones para asimilarse a la cultura dominante.
Además, una comparación con otros contextos internacionales podría ofrecer lecciones valiosas sobre cómo mejorar la implementación de políticas de salud intercultural en Chile. Comparar con países como Bolivia, que han logrado integrar la medicina tradicional indígena de manera más efectiva, o Canadá, con sus políticas de salud orientadas hacia las Primeras Naciones, puede destacar tanto los éxitos como las deficiencias en la implementación de la salud intercultural en Chile, sugiriendo mejoras basadas en prácticas efectivas en otros contextos.
En última instancia, la discusión podría beneficiarse de propuestas concretas para mejorar la implementación de la salud intercultural en Chile. Estas propuestas, basadas en evidencia empírica y mejores prácticas internacionales, podrían incluir la mejora en la formación en competencias interculturales, la creación de un sistema de monitoreo y evaluación más robusto, y el fortalecimiento de la colaboración entre las comunidades indígenas y el sistema de salud formal. Un enfoque proactivo en estas áreas podría resultar en un sistema de salud más inclusivo y equitativo, que respete y valore la diversidad cultural.
Conclusiones y Recomendaciones
El estudio sobre la influencia de las políticas de salud intercultural en la calidad y accesibilidad de los servicios de salud para las comunidades indígenas en Chile revela que, aunque existen esfuerzos notables, persisten desafíos significativos que limitan la efectividad de estas políticas. Las barreras culturales y lingüísticas, junto con la falta de una integración efectiva de la medicina tradicional, continúan siendo obstáculos críticos. Además, la insuficiencia en la formación en competencias interculturales entre los profesionales de la salud y la implementación desigual de las políticas dificultan el acceso equitativo a los servicios de salud para las comunidades indígenas.
Se evidencia que las comunidades indígenas han desarrollado formas de resiliencia y resistencia cultural frente a la imposición de la biomedicina, manteniendo sus prácticas tradicionales como un medio de afirmación de su identidad. Este hecho resalta la importancia de respetar y valorar estas prácticas dentro del sistema de salud. Sin embargo, la falta de reconocimiento y respeto por estas tradiciones sigue contribuyendo a la desconfianza en el sistema de salud formal y a un uso limitado de los servicios interculturales, lo que subraya la necesidad de un enfoque más inclusivo y respetuoso.
En cuanto a las recomendaciones, es crucial mejorar los programas de formación en competencias interculturales para los profesionales de la salud, asegurando que estos programas sean profundos y efectivos. La formación debe incluir una comprensión exhaustiva de las prácticas tradicionales y la cosmovisión de las comunidades indígenas, lo que permitiría un trato más equitativo y respetuoso. Además, se debe trabajar en la integración efectiva de la medicina tradicional indígena dentro del sistema de salud formal, asegurando que esta integración no resulte en la subordinación de las prácticas indígenas al conocimiento biomédico dominante. Esto podría lograrse mediante la creación de espacios de diálogo y cooperación entre médicos tradicionales y profesionales de la salud formal.
La implementación de un sistema de monitoreo continuo es esencial para evaluar el impacto de las políticas de salud intercultural. Este sistema debe incluir indicadores claros que permitan medir la efectividad de las políticas y realizar los ajustes necesarios para mejorar su aplicación. Asimismo, fomentar el uso y la enseñanza de lenguas indígenas, como el mapudungun, dentro del sistema de salud, podría mejorar la comunicación y la confianza entre los profesionales de la salud y las comunidades indígenas, contribuyendo también a preservar la identidad cultural y fortalecer la cohesión social.
Es recomendable realizar una comparación con otros países que han implementado políticas de salud intercultural con éxito, como Bolivia o Canadá. Adoptar y adaptar las mejores prácticas internacionales podría ayudar a superar algunos de los desafíos actuales en Chile. Finalmente, es fundamental asegurar la participación activa de las comunidades indígenas en la creación y aplicación de políticas de salud. Esta colaboración garantizaría que las políticas sean culturalmente pertinentes y efectivas, promoviendo una mayor equidad y respeto por la diversidad cultural en el sistema de salud chileno.
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